domingo, 30 de junio de 2013

Reestructurando

Últimamente he perdido la inspiración. Tal vez lo que he perdido es el enfoque. Y es que un blog que habla de todo es un blog que habla de nada. La principal razón para abrir un blog era narrar acerca de mi viaje a Japón, pero eso todavía está lejos (poco más de 400 días). Otro objetivo que se sumó fue empezar a platicar de mi país, pero para una prisionera como yo creo que no es fácil andar viajando/conociendo mi país. Luego se sumó el enfoque más intenso de todos, mi opinión acerca de temas que me apasionan (en el buen y en el mal sentido) como violencia, maltrato infantil y algunos odios que traigo reprimidos. Ah, y si recuerdan cerré otros dos blogs especializados en marketing y temas laborales.

Como mercadóloga (permítanme usar el término, acabo la maestría en julio y me gradúo en diciembre) sé que uno de los puntos más importantes para una marca es el enfoque y yo carezco de él. Tengo la ventaja de que no estoy en internet para acaparar likes, comentarios o RTs. Pero de cualquier forma debería tener más orden (y no tener 50 borradores esperando a ser terminados/publicados) en lo que le comparto al mundo.

Por eso es que debo recuperar (sino es que encontrar) el enfoque, quiero que el blog sea como entrar en una habitación dentro de una casa, si es el comedor que sea para comer, no para estar viendo televisión, si es el cuarto que sea para dormir y no para trabajar o comer. Así que me tomaré un tiempo de este blog para organizar mis ideas, borrar o publicar mis borradores y no salpicar posts. El blog es un proyecto serio para mí (para alguien que no tiene sentido del humor como yo, todo lo es) y tengo algunos proyectos cocinando para darle estructura, tal vez abra otro más “profesional” y éste se quede personal, tal vez éste se vuelva profesional (lo dudo) y menos personal o simplemente tal vez sólo tome unas vacaciones.

Me sirve el dejar un rato este blog descansando porque quiero cerrar con broche de oro la maestría, quiero redefinir mi vida y buscar trabajo, quiero despejar mi mente y tal vez así escriba con menos odios (bueno, a excepción del macho).

Debo dejar claro que sólo dejaré descansar a Tenshi en México porque Nails by Tenshi puede continuar ya que está más que enfocado en una Tenshi rosa-pastelosa, sus más de 300 esmaltes y un mundo lleno de color. Así que si alguien sintiera la urgencia de saber de mí (dudo que lo haya), podrán leerme en mi blog de uñas.

Por cierto, este blog cumplió en este mes 2 años, creo que es un buen tiempo para reestructurar.

No es un adiós, es un buenas noches por un rato largo.

 

Tenshi

domingo, 23 de junio de 2013

Lo que es realmente importante

Hace tiempo vi una película que me había negado a ver. Usualmente me niego porque temo que la temática me atrape. Pero no pude evitar ver a una de mis actrices favoritas en acción. La película se llama "A Perfect Day" con Rob Lowe, Paget Brewster y Christopher Lloyd (ya con él se asegura la película). Admiro a Paget por su forma de hablar, no necesito más, su pronunciación y las pausas que realiza entre las palabras, permitiendo la claridad de todo lo que dice me han conquistado.

Pero, por lo que empecé, vi la película, prendí la televisión y me atrapó. Es sencilla la historia, un hombre trabajador, con una vida relativamente simple, es feliz con su esposa e hija, pero un día su vida cambia. Él escribe un libro que resulta un best-seller, de repente se ve atrapado por el éxito y la fortuna, implicando giras y mayores responsabilidades que lo llevan a alejarse de su familia y amigos que siempre creyeron en él.

Cuando está a punto de perder a su familia, él es asediado por un hombre, que se presenta a sí mismo como un ángel, que le dice que tiene pocos días de vida, precisamente hasta Navidad. Es cuando este ahora famoso autor debe reevaluar su vida y dejar a un lado su egoísmo, buscando de nuevo a aquellas personas que lo apoyaron cuando no era nadie, mientras que busca volver a ser parte de la familia que abandonó. El final sólo lo sabrán cuando la vean.

Me puse a reflexionar en cómo serían nuestras vidas, como humanos de breve existencia, si viéramos el verdadero valor de las cosas, no lo cuestan en dinero. Si realmente vemos lo que hay en nosotros, que nada está hecho de cosas materiales, sino de experiencias y personas que pueden llenarnos más que una cuenta bancaria.

Es irónico cómo es posible mover montañas con tan poco, pero cuando se tienen todos los medios para hacer algo por los demás, mucha gente lo piensa dos veces y decide no hacerlo sólo porque no es tan sencillo o porque cuesta dinero.

Nos seguimos leyendo.

Tenshi

Belleza y servicio al cliente

Metida como estoy con los asuntos de belleza, no podía evitar mezclar el tema con Marketing. Y es que hice un pequeño comparativo entre una estética "cara" y otra "barata". Entre comillas porque la verdad la cara no es tan cara y la barata es sólo barata por la zona en la que se encuentra, pero sí hay otras diferencias substanciales.

Usualmente voy a una estética de precio regular, de tamaño más grande que muchas otras en la zona y con diferentes opciones de productos y servicios. Y siempre tardo siglos en salir de ahí, que si el tratamiento, que si el tiempo necesario para que esto se fije, para que lo otro seque, que si le agregamos este shampoo súper efectivo a mi cabello, en fin, es toda una proeza irme a pintar el cabello solamente, ya no se diga si se me ocurre ponerme alguna lucecita por aquí o un rayito por allá. Me lo pinto más de adjetivos que de tinte.

Tiempo después fui a otra estética en mi pueblo, sólo dije "quiero que me pinten el cabello", la chica de la estética hizo una sola pregunta acerca del tono del tinte y cuando me senté ya estaba preparando la mezcla de acuerdo a una sola instrucción, sin mayor detalle ni contratiempo. Mientras me pintaba platicamos de uñas, de belleza, de mi madre (sí, se conocen como todo mundo aquí) y no se me hizo mucho tiempo. Me lavó el pelo (mismos productos que la otra estética), le pedí un tratamiento y listo. Lo tardado fue la peinada, que siempre se me hace más lenta de lo que yo creo que debiera ser, pero es mi percepción porque aun así fue rápido y llegué a tiempo a mi clase de japonés.

La diferencia radica en cómo te venden algo, los vendendores ven como obligación abusar de la verborrea para atraer al cliente. En la primera estética siempre me tardaba muchísimo para entrar y salir de ahí, además el tiempo se me hacía eterno sólo para que me empezaran a hacer algo. En la segunda no hubo mayor protocolo, las cosas como van, sin contratiempos ni palabrería. El uso excesivo de los adjetivos y sustantivos en un vendedor parecen ser atributos deseables a la hora de quererle vender algo al cliente, y es este abuso de palabras las que hacen que algo aparente ser caro, cuando en realidad puede ser barato y eficiente.

Al menos mi generación (y las generación más jóvenes) ya no se contenta con el uso y abuso de las palabras para adquirir un producto. Requerimos información, pero cuando nosotros la pedimos, no cuando al vendedor se le ocurra. Ya no hacemos caso del abuso de adjetivos que rodean a un producto, queremos cantidades, su funcionalidad y otras características que pueden ser explicadas sin un monólogo aprendido. Es más, cuando nos empiezan a hablar los vendedores, huimos.

Conclusión: el vendedor que habla de más tiene más probabilidad de perder una venta.

Tenshi